El domingo pasado de madrugada unos salvajes golpearon a Wilfred de Bruijn y su acompañante, Olivier, rompiéndole los dientes y algunos huesos de la cara. Lo hicieron, según las víctimas, al grito de “Mira, dos homosexuales”. Los puñetazos llovieron como piedras sobre ellos, que quedaron inconscientes y se despertaron ya en la camilla de una ambulancia. Curiosamente, el correponsal en París de El País, Miguel Mora, acusa a los católicos de la agresión y lo lleva con esa acusación El País en portada.
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