A Margallo se le ha quedado pequeño el mundo y, por alguna extraña razón, en vez de dedicarse al estudio del Universo y desentrañar sus secretos con la ayuda de Morgan Freeman, le ha dado por Cataluña. Se ignora si se trata de un tema personal, si ha sido mandatado por Rajoy o si nos encontramos ante la manifestación de algún efecto secundario de la acupuntura a la que se sometió para perder peso y operarse de la hernia. El caso es que en medio de la yesca no pasa un día sin que el ministro se ponga a jugar con el mechero.
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En la matanza murió el propio Margallo de un disparo en la cabeza, entre rumores de que un teniente que luego llegaría a dictador, Miguel Primo de Rivera, fue quien apretó el gatillo.
joer vaya gentuza