En cualquier ajuste económico, reforma o modernización (sinónimo que se emplea para esconder un empalamiento colectivo), laboral o de lo que sea, deben quedar a salvo dos grupos: los jóvenes (+educación) y los mayores (+pensiones). Los primeros son el futuro, el nuestro también; los segundos, los que pelearon antes merecen una recompensa, respeto y el cariño de todos. No es sólo solidaridad, es inteligencia: tarde o temprano con un poco de suerte y salud seremos viejos y no nos agradará sentirnos un mueble inservible.
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El título de esta noticia es lo más conservador que he visto en mucho tiempo...