Cambian los tiempos y las gentes. Cambia nuestra forma de ver el mundo y de vernos a nosotros mismos. A menudo esos cambios son para bien, y nada ha de objetarse a ellos. Otras, no del todo. No es tanto el bien que nos aportan, quiero decir, a cambio de lo que arrastran consigo. Hay cosas buenas que llevan implícitos sus daños colaterales propios. Sus estragos particulares. Y de todos los grandes cambios que nuestro tiempo, el de la situación de la mujer en la sociedad que aún llamamos occidental es, seguramente, uno de los más notables.
Comentarios
La semana que viene volvemos con las lumis, las tordas y las feminazis.
Lamentamos la interrupción.
«Nunca pensó en sí misma, nunca se consideró libre». En treinta siglos de literatura y de Historia, creo que nunca nadie resumió de modo tan preciso, tan bello, tan justo y tan triste, la historia de las mujeres como la resumen esas nueve palabras.
Pero cuando releo las líneas anteriores, comprendo que esta página la he escrito con el solo objeto de compartir con ustedes las dos frases finales
Un microrrelato en un epitafio; me ha gustado.
#3 Si no entran se perderán la historia, ellos mismos.
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Esperanza Aguirre: "España es una gran nación...
vozpopuli.com#3 Es una batalla perdida.
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(Ay, don Arturo, la señora romana tampoco llevaba fajas, faldas a la rodilla ni tacones como la Loren)