Cuando James «Buster» Douglas sube al ring de entrenamiento, puede percibir aún la electricidad acumulada en el vacío, la energía contenida de los cientos de periodistas y fotógrafos que se agolpaban en ese mismo cuartucho apenas diez minutos antes. Fotos para el otro, artículos para el otro, preguntas, siempre, para el otro. Douglas mira alrededor: solo quedan tres redactores y unos japoneses que descuelgan los carteles de promoción del evento. Desde los carteles, un Mike Tyson pasado de cocaína le mira apretando las mandíbulas...
Comentarios
¡Qué buen artículo #0! y qué buenos los de jotdown...