Hace 10 años | Por Ripio a eldiario.es
Publicado hace 10 años por Ripio a eldiario.es

Hubo un tiempo en que la frontera entre la medicina y la charlatanería era muy difusa, hasta el punto de que médicos y charlatanes trabajaban juntos. Un tiempo de curanderos que se hacían pasar por científicos y de científicos que se asombraban por los conocimientos de los charlatanes. En aquellos siglos, entre el XVII y el XIX, se consolidó esta tradición de hombres que iban de pueblo en pueblo engañando a sus habitantes con remedios inútiles y que todavía sigue vigente aunque sea con medios más sofisticados.

Comentarios

anor

#1 Es un defecto extendidisimo en la sociedad el de los que "lo saben todo", pero a diferencia de los charlatanes que tienen el fin de vender sus productos, pero no se lo creen, estos piensan realmente que lo saben.

Ripio

#7 ¡Preeeeeeeeeeeeeemio pal caballero!
lol lol lol

D

Estos fueron los padres o abuelos de la homeopatía.

Ripio

#2 Hombre, yo prefiero los remedios ambulantes antiguos, casi todos elaborados con una generosa cantidad de "agua de fuego".
Por lo menos pillas un buen ciego.

D

#4 Se han vuelto más sofisticados pero están perdiendo las buenas costumbres. O hacen las pastillas con azucar disuelto en alcohol o a la pira con ellos!!

skaworld

Charlatanes es una palabra muy fea y cruel, ahora les gusta más el término comerciales.

Regla de oro: Si alguien de impecable traje y perfecta diccion te asegura que tiene un remedio para tu problema, y no te puede explicar, exactamente y de manera que lo entiendas como... Huye.

D

Me viene a la mente la escena de la peli El fuera de la ley - Cruzando el rio Missouri:

mciutti

#10 Buenísimo, me lo guardo. Hay otra escena en un western (no recuerdo el título de la película, pero aparte de esta escena era bastante mala) en la que un joven pistolero salva la vida a uno de estos charlatanes. El charlatán, agradecido se ofrece a darle lo que sea, incluso dinero, pero el pistolero se niega a que le pague (es el bueno de la peli, íntegro y tal). El caso es que al final, el curandero se pone tan pesado que el chaval le pide que le de uno de los frascos del curalotodo que vende. El charlatán se lo da y le dice: son cinco dólares. El pistolero se vuelve y le pregunta por qué, si cinco minutos antes estaba dispuesto a darle cualquier cosa, ahora le quiere cobrar por el frasco de medicina. El vendedor le responde: mi medicina es muy buena y lo cura todo, pero es que las pocas veces en que la he regalado, no ha funcionado.

U

Y los MENTIROSOS más largas aún.