Hace 16 años | Por Xenia a elmundo.es
Publicado hace 16 años por Xenia a elmundo.es

La tez blanquecina de Mercedes contrasta con los africanos rasgos de Rosario. Octogenarias y bellas en blanco y negro, como los recuerdos de Mercedes. Cuatro décadas después se reencuentran en el mismo lugar: Niefang, Guinea Ecuatorial. Mercedes y Rosario, la mujer de uno de sus braceros. Las dos ancianas se funden en un sincero abrazo. Sus ajadas manos se buscan en alianza mientras se miran fijamente a los ojos. Intentan recordarse, pero sólo se reconocen como dos eslabones de una cadena que se rompió hace ya demasiado tiempo. ¡Qué más da!