Según las conclusiones de la investigación, el motivo podría estar en el cerebro: si JNK1 desaparece exclusivamente en este órgano, los ratones presentan un mayor consumo de energía y altos niveles en sangre de hormonas producidas por el tiroides. Esta glándula, localizada en el cuello, controla la velocidad a la que el organismo consume su energía. y regula su sensibilidad a diversas hormonas. “Esta hipótesis, sin embargo, precisa de mayor estudio”, explica Sabio, investigadora CSIC.  
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