En junio de 2009, en plena crisis, Espinosa abre a sus 24 años en Denia (Alicante) el primer Llaollao; un negocio inicialmente familiar cuyo objetivo era contar con 3 o 5 unidades. Dos meses después, los turistas que se acercan a él dan por hecho que es una franquicia y le piden abrir una de ellas en distintos lugares: "cuando realmente no era un negocio enfocado a esta fórmula de negocio, pero la imagen corporativa que se diseñó y cuidó desde el principio nos ayudó, y hoy es la misma del inicio".
Comentarios
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Hombre... a decir verdad... Ser el hijo de un empresario de la hosteleria y de una de las dueñas de la principal heladeria/turroneria de alicante también ayuda.
Había leído "una franquista".
El éxito: abrir una franquicia de las que existen unas cuantas y encima por moda.
Así se sale de la crisis. Tomad ejemplo