la simbología de la flor del lirio se ligó a la monarquía francesa, pasando a finales del siglo XIV a tener tres flores de lis doradas sobre fondo azul, de manera que se representaba la Santísima Trinidad y la propia monarquía, de forma que en un solo símbolo se mezcla el poder real y el poder religioso. Esa representación sigue siendo la actual.