Hace 4 años | Por doctoragridulce a jotdown.es
Publicado hace 4 años por doctoragridulce a jotdown.es

El puerto de Sollube era la última dificultad que tenían que afrontar los corredores participantes en la Clásica de Bermeo. Las cunetas de la parte alta del puerto estaban atestadas de aficionados que esperaban, ansiosos, el paso de los ciclistas. Era una simple carrera amateur, pero allí no faltaba nadie con sus neveras repletas de bebidas y bocatas en un ambiente festivo. Todos esperaban el gran duelo entre los dos ídolos del momento: Jokin Mujika, guipuzcoano de diecinueve años, y Julián Gorospe, vizcaíno de veintiuno.

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