Hace 12 años | Por FatherKarras a jotdown.es
Publicado hace 12 años por FatherKarras a jotdown.es

En algún momento entre el 8 y el 23 de octubre Francia respirará aliviada. Marc Lievremont se irá y la pesadilla habrá terminado. Una década ominosa para el rugby francés en la que ni siquiera la consecución de tres Grand Slams maquillan el deterioro deportivo y ético de un estilo de juego que se llegó a definir como l’exception culturelle. El exitoso rugby francés de finales de los 50 y principios de los 60 generó un neopatriotismo hedonista que sometía a la par que seducía a los rivales con su charm.