Publicado hace 10 años por millaguie a blogs.revistavanityfair.es

En el año transcurrido desde que Julian Assange acudiese a la embajada de Ecuador en Londres para pedir asilo, las apariciones públicas del hacker-activista-periodista estaban tan de capa caída como las filtraciones de WikiLeaks. Con su fundador entre cuatro paredes –equipadas con una cama, un teléfono, una ducha, una cinta de correr, una lámpara solar, una cocinita y un ordenador con conexión a internet-. - Ha pasado ya un año desde que entró en la embajada de Ecuador, ¿cómo se siente? - Digamos que hay prisioneros en peores situaciones.