El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ha acordado apartar a dos magistrados del tribunal conformado para juzgar al juez Elpidio José Silva.
El poder judicial es el pilar principal sobre el que se apoya la democracia, pero al gobierno actual parece que le incomoda la justicia, que sólo la evoca para castigar a los pobres.
Silva esta que se sale, se siente como "MazingerZ" fuerte, gigante y poderoso. Este juez estrella que ni siquiera ha tenido que llegar a la Audiencia Nacional para dar el salto a la “fama judicial”, esta decidido a todo en su lucha contra gigantes y molinos, incluso a entrar en política para así luchar de igual a igual con corruptos y prepotentes. Bravo Elpidio, pero ten cuidado no vaya a ser que al final se diga que solo anhelas la fama y el goce judicial, pero seguro que esto es imposible ¿o no? http://jomblanco.blogspot.com.es/2014/04/jueces-estupendos.html
Esto es una puta burla. ¿A qué estamos jugando? Si las más altas instancias de los poderes judiciales, los propios jueces y el imbécil del ministro de Justicia se comportan como niños enfurruñados, improvisan, se enfadan y dictan gilipolleces a sabiendas, ¿qué coño esperan que hagamos los demás y, sobre todo, qué confianza podemos tener en ellos?
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El poder judicial es el pilar principal sobre el que se apoya la democracia, pero al gobierno actual parece que le incomoda la justicia, que sólo la evoca para castigar a los pobres.
Silva esta que se sale, se siente como "MazingerZ" fuerte, gigante y poderoso. Este juez estrella que ni siquiera ha tenido que llegar a la Audiencia Nacional para dar el salto a la “fama judicial”, esta decidido a todo en su lucha contra gigantes y molinos, incluso a entrar en política para así luchar de igual a igual con corruptos y prepotentes. Bravo Elpidio, pero ten cuidado no vaya a ser que al final se diga que solo anhelas la fama y el goce judicial, pero seguro que esto es imposible ¿o no?
http://jomblanco.blogspot.com.es/2014/04/jueces-estupendos.html
Esto es una puta burla. ¿A qué estamos jugando? Si las más altas instancias de los poderes judiciales, los propios jueces y el imbécil del ministro de Justicia se comportan como niños enfurruñados, improvisan, se enfadan y dictan gilipolleces a sabiendas, ¿qué coño esperan que hagamos los demás y, sobre todo, qué confianza podemos tener en ellos?