Los islamistas radicales indonesios han convertido a Greenpeace en objetivo de una campaña de depuración social, por considerar al grupo ecologista un "agente extranjero" contrario a los intereses del país asiático. La guerra declarada a Greenpeace para que abandone sus actividades en Indonesia consiste hasta el momento en una ola de acusaciones para minar la imagen de la organización internacional, comprometida en muchos frentes de defensa del medio ambiente en el país musulmán más poblado del mundo. Los activistas comprometidos con la prese
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