Diez personas, tres familias, ven con angustia cómo la casa en la que viven desde 1957 puede venirse abajo. Tres generaciones que han crecido en nuestro barrio y son víctimas de un rodillo especulador que amenaza con derribar su vivienda, su vida y sus sueños. ¿El motivo? Seis metros cuadrados. Esta es la superficie de la casa que interfiere en el diseño de la acera que contempla el plan urbanístico. Van a tirar un hogar para ampliar una acera.
Me impactaron mucho las tres niñas (6, 8 y 11 años) que viven en la casa que quieren derribar. La madre me decía que ha sido una decisión muy difícil, pero que al final han pensado que toda la familia debía estar unida, incluso en un momento tan complicado, y que a lo mejor les servía para el futuro, cuando ellas tuvieran que luchar por otros.
Un amigo me habló de otra niña que había vivido un desahucio. Tiempo después, cuando otros policías fueron a la escuela a dar unas charlas de seguridad vial, ella empezó a gritar que iban a desalojar el colegio, y tuvieron que llamar a la madre porque lloraba cada vez que veía a los policías.
En esta ocasión, y aunque han tenido que ver momentos duros cuando los familiares se venían abajo, ellas han sido muy valientes, siempre juntas, ayudando, cantando, hablando con todos nosotros. Creo que cuando alguien les intente convencer alguna vez que todo el mundo mira por sí mismo, y que no hay nada que hacer porque los malos siempre ganan, se acordarán de todo esto y podrán decir: no siempre.
Tres generaciones viven en esa casa que quieren derribar. La cuarta generación sabrá por ellas cómo han luchado, y aunque derriben la casa (ojalá que no, aún siguen las acciones para evitarlo: http://ofelianieto29.wordpress.com/) nada de lo hecho será en vano.
Comentarios
No conocen a su padre...
Me impactaron mucho las tres niñas (6, 8 y 11 años) que viven en la casa que quieren derribar. La madre me decía que ha sido una decisión muy difícil, pero que al final han pensado que toda la familia debía estar unida, incluso en un momento tan complicado, y que a lo mejor les servía para el futuro, cuando ellas tuvieran que luchar por otros.
Un amigo me habló de otra niña que había vivido un desahucio. Tiempo después, cuando otros policías fueron a la escuela a dar unas charlas de seguridad vial, ella empezó a gritar que iban a desalojar el colegio, y tuvieron que llamar a la madre porque lloraba cada vez que veía a los policías.
En esta ocasión, y aunque han tenido que ver momentos duros cuando los familiares se venían abajo, ellas han sido muy valientes, siempre juntas, ayudando, cantando, hablando con todos nosotros. Creo que cuando alguien les intente convencer alguna vez que todo el mundo mira por sí mismo, y que no hay nada que hacer porque los malos siempre ganan, se acordarán de todo esto y podrán decir: no siempre.
Tres generaciones viven en esa casa que quieren derribar. La cuarta generación sabrá por ellas cómo han luchado, y aunque derriben la casa (ojalá que no, aún siguen las acciones para evitarlo: http://ofelianieto29.wordpress.com/) nada de lo hecho será en vano.
No es un caso más, es otra vuelta de tuerca en la especulación. Nunca mais.