Investigadores del Instituto de Investigación Scripps y el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Apoplejía de EE.UU., han establecido una conexión molecular entre el cerebro y la vejiga al identificar un gen responsable de las ganas de orinar. El gen PIEZO2, que codifica para una proteína que interviene en el sentido del tacto, actúa como sensor y conecta las células de la vejiga con las células nerviosas que transmiten la sensación de vejiga llena al cerebro.
Comentarios
Lo que es interesante es que seamos capaces de aprender a no mearnos mientras dormimos. De alguna manera somos capaces de programar el inconsciente.
#2 Pues no te digo nada con seguir respirando mientras duermes.
#3 no es lo mismo seguir respirando que dejar de mearse, que como todos sabemos, hay que aprenderlo. Los niños se mean.
#5 Y los abuelos.
#5 Yo no lo veo tan excepcional, es aprendizaje normal y corriente, hay mil cosas que aprendemos y acabamos haciendo de forma inconsciente, por ejemplo conducir.
#2 Hacemos trampa, o más bien nuestro cuerpo nos ayuda. Las ganas de mear de acompañan de una subida de la tensión, lo que hace finalmente que despertemos. Luego, ya queda hacerle caso a la vejiga o volver a dormir.
Es un buen aporte, leído entero, considerando que es difícil comunicar en una breve entrada las implicaciones de la funcionalidad de estos genes, desde el punto de vista de la distinción entre los estímulos físicos para la micción (distensión muscular por la presión), el darse cuenta uno de ello y su supresión voluntaria (o la falta de control).
Ostia pues tiene que ser un gen enorme
¿Entonces si incorporas esa proteína en los gases lacrimógenos por ejemplo puedes provocar incontinencia urinaria en masa?
#10 oiga usted, entre esto de los lacrimógenos meones y lo de Corea del Sur presenta a su nueva y realista presentadora de informativos creada por inteligencia artificial/c29#c-29
Es como si estuviese usted diseñando el futuro porvenir.
Porque ambas son muy plausibles, o yo las veo así.
Capitan obvious.
Éste es el gen que le faltaba a Franco, según algunos testimonios que lo comprobaron empíricamente...