Los físicos que establecieron las bases de la termodinámica estaban convencidos de que el calor era una sustancia indestructible, a la cual habían puesto el nombre de calórico. Elaboraron incluso una teoría, según la cual todo cuerpo posee cierta cantidad de calórico; y el cambio de temperatura que sobreviene al poner en contacto dos cuerpos a temperatura diferente era interpretado como una simple transferencia de calórico.