Hace 11 años | Por pablicius a latimes.com
Publicado hace 11 años por pablicius a latimes.com

Granjas, restaurantes, y demás, quieren asegurar que sigan llegando a Estados Unidos trabajadores que ocupen los puestos que dicen que los americanos no quieren. Traducción casi completa en comentario 1.

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pablicius

TRADUCCION

Tras pocos minutos hablando con Joe Wright junto a las grandes extensiones abiertas de su granja, queda claro que es un acérrimo republicano.

La lista de programas federales que cancelaría si pudiera, es larga: cupones de comida, subsidios a la vivienda, comedor escolar gratis, subsidio de paro.

Pero Wright, que es dueño de la granja de 1300 acres, y presidente de una cooperativa que agrupa a 300 empresas, dice que está a punto de abandonar al partido republicano si no apoyan la reforma migratoria este año.

“Este es un tema en el que los republicanos conservadores se están equivocando de plano […] no podemos ordeñar las vacas sin mano de obra hispana. Punto”.

Empresarios como Wright han aparecido como una fuerza importante en la negociación de la reforma migratoria de este año, alcanzando un acuerdo con grupos sindicales esta semana sobre como asegurar que sigan llegando trabajadores a los Estados Unidos. Este tema fue uno de los obstáculos en el debate de 2007 sobre reforma migratoria, e indica que las empresas están dispuestas a apoyar la reforma de forma más visible.

“No hay duda de que las empresas, las grandes y las pequeñas, se van a dejar ver más”, dice Tamar Jacoby, presidente de Inmigration Works USA, una federeación de asociaciones pro inmigración. “Las empresas han aprendido en los últimos cinco, seis, siete años, que tienen que involucrarse”.

Lo que no quiere decir que el acuerdo llegue más fácilmente. Las empresas todavía tienen que acordar con los sindicatos los detalles, y empresas diferentes quieren acuerdos diferentes. Las agrícolas quieren un programa de trabajadores huéspedes con formación mínima que les permita contratar inmigrantes, mientras que las tecnológicas quieren facilitar que los extranjeros de alta cualificación se queden en Estados Unidos. La hostelería quiere un suministro para todo el año que les permita atender los puestos menos atractivos.

Wright dice que será mucho más difícil hacer funcionar su granja si el Congreso no facilita la inmigración. El trabajo es sucio: ordeñar vacas al amanecer, en concreto 144 por hora con máquinas ordeñadoras, ponerles inyecciones, meter la mano para ver si están preñadas, mientras te defecan encima. Y aunque el puesto incluye alojamiento, también incluye disponibilidad 24 horas si una vaca se pone enferma.

Los americanos no piden esos trabajos, dice, incluso cuando se gana 10 dólares la hora. Un año estaba tan escaso de mano de obra que tuvo que contratar a estudiantes de veterinaria de Croacia, Uruguay y Zimbabwe para llevar la granja.

“Una vez contraté a un anglosajón”, dice Wright mientras dos trabajadores latinoamericanos se mueven por el pasillo entre las vacas, poniendoles los ordeñadores. “Llegó a los 30 días, pero no a los 60”.

[Los estados se están volviendo más estrictos con la normas de inmigración]

Georgia en 2011 aprobó que la policía comprobara el status migratorio de sospechosos de delitos. Las granjas perdieron el 40% de la cosecha porque no tenían mano de obra para la cosecha.

En Arizona, una ley similar de 2010 hace que algunas constructoras ya no encuentren trabajadores porque muchos latinos dejaron el estado.

[…]

Los sindicatos quieren que tanto los inmigrantes ilegales como legales tengan un camino hacia la nacionalidad. Pero los empresarios dicen que en el momento en el que un inmigrante se convierta en ciudadano americano, abandona el trabajo con el salario bajo en la granja o el restaurante.

[…]

El que las empresas lo apoyen puede hacer que se pare la oposición que contribuyó al fracaso de la reforma de 2007, cuando los anti-inmigración consiguieron desactivarla en el Congreso.

“Para conseguir los votos necesarios, tenemos que ver quien puede hacer cambiar a los republicanos. Y quien puede, son las empresas”, dicen desde el National Inmigration Forum.

Los empresarios son también a menudo personas influyentes en su comunidad, que pueden explicar por su propia experiencia los beneficios de la reforma de inmigración.

[…]

En 2006 el alcalde de la ciudad de Wright llegó a las noticias cuando propuso estrictas medidas para expulsar a los indocumentados de la pequeña ciudad de Florida. Quería multar con 1000 dólares a los caseros que les alquilaran alojamientos, retirar licencias a empresas que les contrataran, y quitar el español de todos los documentos y contestadores automáticos municipales.

La propuesta enfadó a Wright, que llevaba veinte años contratando a inmigrantes. Empezó a hacer campaña contra las medidas, igual que otros empresarios. El ayuntamiento, que al principio votó la medida por 3 a 2, acabó por revocarla cuando los empresrios alzaron la voz.

“Tenemos a gente que protesta por la inmigración ilegal, pero no entiende cuanto depende su comida y su hostelería de esos inmigrantes”, dice Wright, quien recuerda estar explicando pacientemente este punto a sus vecinos. “La gente que protesta parece completamente ignorante sobre como funciona la economía de Florida”.

(Nota: los signos [...] indican trozos faltantes o resumidos.

pablicius

Tras la traducción, el comentario: los intereses hacen extraños amigos. Está muy claro que estos empresarios el único aprecio que le tienen a los empresarios, es en la medida en la que puedan utilizarlos. En el momento en el que no les sirven, se acabó el interés. En el artículo lo dejan más claro que el agua.

Aunque es una situación recíproca. Tampoco los inmigrantes están allí porque les encante el país: solo quieren los trabajos.

WarDog77

#2 Lo cual nos hace ver que los inmigrantes tienen una fuerza para hacer presión y mejorar sus condiciones que desconocen, los paros masivos (también llamado huelga)