Durante la pasada edición de ARCO se levantó una densa polvareda en torno a un dictador empotrado en una nevera de refrescos. Su creador, Eugenio Merino, ya había sido el centro de otra controversia durante la edición anterior (2011) gracias a su obra Stairway to heaven. “No voy a ARCO –responde el artista con firmeza–. No voy porque me parece impresentable la actitud del presidente de IFEMA”. Merino utiliza el humor en sus obras como herramienta de comunicación –una de sus herramientas, pero no la única– y como acicate para la reflexión.
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