Hace 11 años | Por Mandela a sociedad.elpais.com
Publicado hace 11 años por Mandela a sociedad.elpais.com

Lo más común es que la gente se sonroje al recordar sus gustos, valores y convicciones del pasado y se pregunte cómo demonios le pudo gustar ese cantante, aquel partido político o este cónyuge que ahora ocupa la mitad del sofá. Todo el mundo acepta haber cambiado. Pero entonces, lo lógico sería suponer que lo mismo va a seguir ocurriendo en el futuro: que los gustos y convicciones actuales van a seguir cambiando, que el cantante de ahora acabará también desafinando, la ideología patinando, el amor muriendo. Pero no es así.

Comentarios

Delphidius

“En cualquier fase de la vida”, escriben Gilbert y sus colegas, “la gente toma decisiones que influyen poderosamente en las vidas de la gente en la que se convertirán; y cuando finalmente se convierten en ellos, ya no parecen tan interesantes”.

Qué interesante...

D

Siempre es bueno recordar que nada es estático, pero tampoco hay que exagerar tanto:
El artículo parece olvidar que algunos aspectos pueden ser más inamovibles que otros.
Para demostrar que nuestros valores más profundos pueden transformarse completamente pone como ejemplo chorradas sujetas al vaivén de los tiempos y las modas como los tatuajes y los grupos musicales.

Y respecto al amor, más de lo mismo.
Una mujer que mira como su marido calvo, gordo y sudoroso no hace otra cosa en todo el día más que cambiar de canal y se pregunta: "¿Qué diantes pensaba hace 10 años para enamorarme de semejante simio?"
Error: Hace 10 años no se enamoró de 120Kg de grasa inútil y sin pelo, sino de un melenudo que tocaba rock y soñaba con cambiar el mundo.
Posiblemente hoy se seguiría enamorando del mismo rockero de chupa de cuero (aunque este chico posiblemente no quiera saber nada de una maruja quemada que pasa las horas viendo culebrones).