Andrés Martínez, un experimentado conductor, y su esposa Carmen Gómez, viajaban en la cabina de un enorme camión cisterna rumba a Bilbao, España. El cargamento: 20,000 litros de ácido sulfúrico. A la altura del límite entre Madrid y Segovia se produciría un accidente. La cabina del camión había sido aplastada por la pesada cisterna y el ácido mortal caía sobre los cuerpos de los esposos. El vehículo transportaba un tercer pasajero: un niño, hijo de la pareja. Se originó una rápida operación de búsqueda, pero no se encontraron rastros de él.
Comentarios
Me estaba pareciendo interesante hasta que he leido esto:
"Al no encontrar una solución a este caso, disparatadas conclusiones salen a la luz, como por ejemplo que Juan Pedro fue trasladado a otro plano dimensional, a un punto en el espacio y el tiempo donde se encuentra encerrado."
No sé si seguiste el caso, #1, pero los que lo vivimos en esa época nos hartamos de oir teorias como esas en particamente todos los medios de comunicación, que es lo que viene a decir el autor de ese texto. No es que se meta en "magufadas", sólo dice lo que se llegó a decir ante la inexplicable desaparición de ese niño en aquellos días. Además, que estuvieron muchisimos dias dándole vueltas al tema con todo tipo de teorías (disuelto en ácido, secuestro, abduciones, puertas al otro mundo, el niño se escapó...)
#1 Al ser humano le queda muy difícil quedarse con la frase: "no encuentro explicación, se requiere mas investigación", eso desespera a muchos y prefieren buscarse otras explicaciones bien raras o absurdas.
Además que algunos les gusta vivir ($$$$) del cuento.
Yo recuerdo de pequeño haber visto ese caso en Informe Semanal. Me impresionó que una posibilidad que se barajaba era que el niño se hubiera disuelto completamente en el ácido sulfúrico, sin dejar rastro. Para mis amigos y para mí, el ácido sulfúrico se convirtió en una especie de sustancia "con superpoderes" que podía hacer desaparecer cosas y personas.
que miedo....que miedito...tengo ganitas de cagar...
Bueno no es el primero en desaparecer, ni será el último, por desgracia.