El sistema se basa en una serie de sensores que, en realidad, son conjuntos de dos, un sensor magnético y otro óptico, encerrados en un cilindro. Estos elementos (de bajo coste, autónomos y con una vida mínima garantizada de diez años sin mantenimiento) se ocultan bajo el asfalto en cada plaza de aparcamiento. Los sensores detectan si existe un vehículo estacionado encima y envían los datos a colectores que pueden estar instalados, por ejemplo, en las farolas. Estos, a su vez, reenvían la información a servidores con bancos de datos.
Comentarios
Qué guay esto.
Planto un ladrillo encima del sensor, y tengo aparcamiento todo el día =)
En Santander está en marcha la implantación de un sistema similar:
http://www.eldiariomontanes.es/v/20101106/santander/destacados/telefono-movil-revelara-aparcamientos-20101106.html
dudo mucho que eso sea rentable, a no ser que cobres por ese servicio, con lo que estamos en lo de siempre... ya tenemos a los gorrillas, supongo.