Salomon Smolianoff fue, a su pesar, protagonista de uno de los episodios más desconocidos y extravagantes de la Segunda Guerra Mundial, la 'Operación Bernhard', un plan secreto de los nazis para producir millones de libras y dólares falsos con los que hundir las economías de los países aliados. Smolianoff era un judío de aspecto insignificante, vulgar, gris. Y también el mejor falsificador del mundo.