Hace 5 años | Por albertiño12 a elblogsalmon.com
Publicado hace 5 años por albertiño12 a elblogsalmon.com

El sistema estadounidense no es un sistema puro de reparto (aunque la prestación pública exista) porque la cobertura estatal está diseñada para cubrir un mínimo que mayormente está por debajo del nivel de vida en general. Éste es el motivo por el que habitualmente los estadounidenses deben acudir a fórmulas de cotización privada al que hacen importantes aportaciones a lo largo de su vida laboral. Los expertos estiman que un trabajador debe haber acumulado en fórmulas complementarias unas ocho veces su salario anual.

Comentarios

rogerius

#4 Que no lo hayamos hecho no quiere decir que no seamos capaces de hacerlo —ni que no lo hagamos.

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#5 Cierto; no hemos sido capaces de hacerlo en los últimos 300.000 años pero si nos ponemos las pilas a lo mejor conseguimos hacerlo antes de la próxima generación de chiquillos.

rogerius

#6 ¿Tienes hijos? Si no es indiscreción.

D

#7 Lamentablemente sí es indiscreción, pero de todas formas de mis comentarios está bastante clara la respuesta.

D

Seguridad Social estafa piramidal

rogerius

#3 Sólo cuando los que mandan son unos estafadores.

D

Nada, nada, chicos, a tener hijos. Para nosotros es un beneficio por partida doble:

- en primer lugar son divertidísimos de tener, es decir, como mascotas y juguetes son super-entretenidísimos. Son los mejores "Reyes Magos" que podemos regalarnos a nosotros mismos. Son extremadamente fáciles de engañar, y podemos criarlos en una especie de adoración hacia nosotros como padres, engañándoles con que somos los mejores padres del mundo, tan buenos, que les alimentamos y les criamos gratis. Dormiremos todas las noches colmados de la satisfacción de saber que nuestros hijos creen que somos dioses infinitamente bondadosos y que nos lo deben todo (porque nunca caerán en la cuenta de que les hemos traído a este mundo por nuestra propia decisión y para nuestro propio gozo egoísta, y por tanto sus problemas no tendrían ellos que sufrirlos si no les hubiésemos traído al mundo para divertirnos) y también colmados de la satisfacción de saber que hablarán de nosotros en el futuro como si fuéramos dioses.

- en segundo lugar, cuando seamos viejos nos mantendrán, nos alimentarán, nos criarán, pagarán nuestras pensiones, sin perder la admiración y devoción hacia nosotros.

Claro está que, por otra parte, para los críos será una auténtica putada que los hayamos traído a este infierno de mundo solo para nuestros propios y egoístas intereses personales pero... ¿a quién le importa en el fondo el bienestar de los niños y el bienestar de los hijos? Claramente, a nadie. Pues de lo contrario ya no habría niños en este infierno de mundo.

rogerius

La máquina trabaja para producir lo que nadie puede comprar.

#1 También podríamos instaurar un sistema productivo justo donde no se trabaje para engordar a unos pocos.

D

#2 "También podríamos instaurar un sistema productivo justo donde no se trabaje para engordar a unos pocos"

Nuestra especie tiene 300.000 años; nuestro comportamiento cultural moderno lleva existiendo desde hace 50.000 años; el modo de vida civilizado lo llevamos practicando desde hace 12000 años; y en todo este tiempo no solo NO hemos sido capaces de instaurar, no ya una justicia, sino una lógica económica basada en el mérito productivo-laboral, sino que cada año que pasa la corrupción instituida es cada vez más y más grave.

Claro que siempre puedes tener hijos, y si algún día tus hijos te preguntan por qué les has traído y les has obligado a sufrir este infierno de mundo, como son fáciles de engañar, como decía más arriba, simplemente puedes responderles: "la culpa no es mía, la culpa es de los corruptos", y los dejas completamente callados, sin ser capaces de replicarte nada. Son solo niños.

D

#1 Tu optimismo me ha alegrado el día, gracias.

D

#10 Alguien tiene que hablar por los niños.

Lamentablemente el mundo tiene dos mitades. Una es nuestra mitad, la mitad en cuyo lado estamos nosotros, donde todo está bien y no conocemos la auténtica infelicidad o el auténtico horror, solamente podríamos imaginarlos en forma de remotas pesadillas. La otra es la otra mitad, la que queda fuera del alcance de nuestra vista, como al otro lado de la pared separadora, una mitad de un mundo de criaturas frágiles e inocentes que sufren infiernos y pesadillas indescriptibles, para ellas hechos realidad, sin haber hecho absolutamente nada malo para merecerlo.

Esos horrores de la mitad "que no vemos" vienen de dos causas originarias distintas:

Unos son los horrores del mundo natural en sí mismo (enfermedades, accidentes o desastres naturales, factores adversos de la naturaleza), etcétera, y no podemos responsabilizarnos ni culparnos por ellos porque no los hemos creado nosotros; así que, gracias a esta inocencia o no-culpabilidad nuestra respecto a estos horrores estrictamente naturales, en cierto modo podría sobrellevarse el existir y hasta el tener hijos a sabiendas de la existencia de estos horrores.

Otros son los horrores de la maldad humana, la corrupción, la desigualdad inmerecida (la desigualdad merecida, basada y derivada de nuestros actos intencionados, es justa y necesaria). Son estos últimos horrores los que justifican sobradamente que traer hijos al mundo sea un puro crimen.