Escribir una opinión sobre esta novela es casi imposible sin hablar primero de la autora, una mujer peculiar y estigmatizada por su época y que, de todos modos, supo rodearse de personajes interesantes, intensos y profundamente controvertidos. En cierto modo, y si se me permite la comparación, considero a Djuna Barnes una especie de alter ego de Franziska von Reventlow, pero mucho más triste y más atormentada que la alemana.