Publicado hace 10 años por Casienparo a cuadernoarmenio.wordpress.com

Las primeras gotas de un ensayo de diluvio humedecen una pequeña aldea armenia. Caminamos con la convicción de llegar a Ambert, una fortaleza levantada en el siglo séptimo. Da igual: caminamos. Suele ocurrir que en Armenia importa menos el destino que el trayecto y la distancia, por corta que sea en un país que los mapas prometen pequeño, siempre deviene eterna. Aquí las indicaciones son contingentes. No es que el extranjero se pierda con frecuencia: a menudo los armenios tampoco saben a dónde irán a parar, pero su optimismo...