Cuenta Buñuel en sus memorias que, al acabar la guerra civil, se encontró en una de esas largas filas de refugiados que cruzaban lentamente la frontera hacia Francia. El joven Buñuel no llevaba papeles y no se le ocurrió otra manera de probar su filiación republicana que soltarle al soldado que custodiaba la barrera una blasfemia acojonante, incluyendo referencias escatológicas y genealógicas a Cristo, la Virgen y varios santos. El soldado asintió con la cabeza y lo dejó pasar sin problemas.
Comentarios
Sólo por las anécdotas del gitano y del sevillano, merece la pena menearla. Y hay más.
La Virgen del Rocío le da por culo a todas las demás vírgenes. Ea
Muy grande