Hace 12 años | Por diegusss a as.com
Publicado hace 12 años por diegusss a as.com

En la primavera de 1989, Dublín estuvo muy cerca de verse sacudida por las fuerzas de la naturaleza. Sucedió en el estadio de Lansdowne Road. Mientras Nueva Zelanda escenificaba la haka, el capitán irlandés, Willie Anderson, tiró de sus compañeros hasta invadir, primero, el campo rival, y después su pista de baile. Anderson sólo se detuvo en la cara de Buck Shelford. Nariz con nariz. Más cerca sólo cabía un beso o una guerra.

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Delphinus

Estos irlandeses están locos