Pequeñas muñecas de carne y hueso; uñas postizas, bronceado artificial, sonrisas ensayadas, fundas en los dientes blancas y relucientes, lentillas de colores, tacones altos y costosos y relucientes vestidos, elaborados peinados y ¿por qué no? joyas carísimas para darle ese toque distinguido… el sueño de cualquier niña en Estados Unidos, pese a las elevadas probabilidades de que ese sueño acabe por convertirse en pesadilla.
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