Hace 12 años | Por asenna a jotdown.es
Publicado hace 12 años por asenna a jotdown.es

Andaba hace unos días hojeando el número de enero de la revista musical Rockdelux cuando me topé con una entrevista con unos tales Reina Republicana. Excelente nombre para un grupo. Provocador (entre lo de Urdangarín y esto la monarquía ya puede darse por derrocada). Brillantemente oxímoronico (porque ya saben ustedes que las repúblicas no tienen reina)...

Comentarios

Tiene partes buenas y otras más flojas, pero compensa leerlo. Eso si, el que sea de izquierdas que lo lea con una tila.

Rompe-y-RaSGAE

— ¿Qué me dices? ¡1000 adolescentes en las calles! ¡¡992 de ellos estudiantes de diseño gráfico, sociología y puericultura!! ¡¡¡Y organizados en comisiones de espiritualidad y de perspectiva de género!!! ¡Son nuestra puta salvación!

Que la izquierda haya puesto buena parte de sus esperanzas de futuro en los descamisados del 15M dice mucho del respeto que le merecen sus propias ideas. Y más que del respeto, de la confianza en esas ideas. De hecho, esa confianza ya quedó clara el 8 de mayo del año pasado, cuando Zapatero recibió en una sola noche las llamadas de Obama, Merkel, Sarkozy y Hu Jintao.

— Aquí la realidad. ¿Se puede poner Zapatero, por favor?

El volantazo que Zapatero dio al rumbo de su gobierno apenas unas horas después fue tan brusco que por poco le rompe el cuello a los suyos. Ahí quedó clara la naturaleza homeopática de la izquierda. Su total incapacidad para dar respuesta a los problemas reales.

D

Está difícil, pero merecería llegar a portada, aunque solo fuera para espolear el debate. El artículo es bastante tramposo en el sentido de que ningunea intelectualmente al oponente, por lo que es una "petitio principii" en cierto modo. Es cierto que muchas posturas de izquierda son utópicas e incluso contraproducentes, pero, ¿cuál es la alternativa? Darwinismo económico, de la cual tenemos algunas pinceladas actualmente en EE.UU., ese lugar que tiene unas estadísticas de mortalidad infantil post-natal peores que las de Cuba. De todas formas sería interesante un debate más profundo en cuanto a este tema: los países escandinavos, que no hace falta decir qué calidad de vida tienen y cómo van económicamente, usan un sistema mixto.

D

Lo segundo en lo que pensé es en lo difícil y crecientemente incómodo que me resulta desde hace algunos años hablar de política con mis conocidos de izquierdas. No creo que sea casualidad que ese período de incomodidad coincida, casi al minuto, con el zapaterismo y su filosofía política, ese agujero de gusano abierto por la izquierda en el tejido espacio-temporal de este país y que nos ha llevado a los españoles de vuelta a los años 70 de una patada cuántica en el culo. Y sé que soy generoso llamando filosofía política a ese magma de vergonzoso oportunismo, corrección política beata, atroces carencias intelectuales, incoherencia a tutiplén, disparates de tebeo, meapilismo radical, sectarismo maoísta, naderías oligofrénicas y ocurrencias de bombero. Pero de alguna manera hemos de entendernos.

Creo que he averiguado el porqué de esa incomodidad. Desde hace relativamente poco soy consciente de que cuando hablo con alguien de izquierdas, estupidizo mi discurso de forma instintiva para que la conversación no desemboque en un diálogo de besugos beodos. Para que mi interlocutor me entienda, en definitiva. Es un esfuerzo casi siempre agotador y raramente productivo, ese de restarle gravitas a tus razonamientos por deferencia hacia tu oponente.


¡Lo ha clavao!