Hace 10 años | Por minossabe a expansion.com
Publicado hace 10 años por minossabe a expansion.com

En diciembre la compraventa de viviendas cayó un 15,9% respecto al mismo mes de 2012, hasta un total de 21.847 operaciones, la segunda cifra más baja del año tras la de marzo (22.100 transacciones) y una de las menores de toda la serie, iniciada en 2007. Caen sobre todo las ventas de pisos nuevos.

Comentarios

Lvntkll

una compañera de trabajo dice jo no vendo mi piso o me ofrecen muy poco, ella quiere 180.000 euros por 55 metros útiles en alcobendas.

Un amigo mío se ha comprado uno por 60.000 más lo que le cueste reformarlo un poco, vamos, que no llega a 100.000 en la Elipa, cerca de las Ventas, por la zona "centro" de Madrid.

Normal que no se vendan los pisos, si pedimos disparates por ellos.

landaburu

#0 #1



"CIPOTECAOS españoles

Ahora, cuando el sueño de ser propietario se ha convertido en pesadilla para muchos, recuerdas el día que firmaste tu hipoteca, y lo recuerdas envuelto en niebla, confuso, como si te hubiesen echado algo en la bebida. “¿Yo firmé aquello?” En pleno resacón, miras tu hipoteca como un tatuaje horrible que te hicieron durante la borrachera y que descubres al mirarte al espejo por la mañana. ¿Me hice un tatuaje anoche? ¿Firmé una hipoteca abusiva?

Y ahí estás tú, con tu hipoteca abusiva, mientras notarios, banqueros y registradores se acusan entre ellos. Y lo único que recuerdas es que tú eras el panoli que pagó todas las copas de la noche, porque ellos se conocían ya de antes, el notario lo puso el banco. Ah, y en algún momento de la noche apareció otro colega de aquellos: el tasador, también amigo del banquero, que sobrevaloró la vivienda y te dio unas palmadas amistosas en la espalda: pedazo piso has comprado, ¿eh?

Y resulta que no: el banco te la colaba doblada en cuanto parpadeabas, el notario aparecía solo en el momento de la firma, leía de carrerilla y se iba al baño para no mirar en el momento del pago, y el registrador se limitaba a completar el trámite.

Defiéndete, di que sí te echaron algo en la bebida: aquella droga que excitó a todo un país durante años, que nos convenció de que la fiesta nunca acabaría y todos teníamos derecho a beber de primeras marcas, que nos hizo relajar la confianza hasta extremos suicidas: confianza en el banco, en las leyes, en el Estado, en el notario, en la física (la ley de la gravedad: todo lo que sube, baja), y también en nosotros mismos.

Qué resacón, qué dolor de cabeza, qué tatuaje tan espantoso".

i

que se lo pregunten a Amancio Ortega, jejeje