La mayoría de las estrellas, debido a la rotación y a su carácter gaseoso, muestran cierto achatamiento en los polos. Pero algunas rotan casi a la velocidad de ruptura, un límite de velocidad que, de superarse, provocaría que la estrella literalmente se rompiera. Para medir la temperatura se emplea el teorema de von Zeipel, que a pesar de su uso generalizado desde hace casi un siglo nunca estuvo exento de debate. Ahora, Antonio Claret, del Instituto de Astrofísica de Andalucía, ha demostrado que este teorema presenta graves desviaciones.
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