Diferentes estudios han mostrado que, en la mayoría de los océanos, los restos de madera y las osamentas de la ballenas sirven de alimento a un gran abanico de microorganismos marinos: moluscos xilófagos roen los cascos de los barcos y anélidos necrófagos de la familia de los Osedax agujerean los huesos de los vertebrados. Las muestras de madera, que permanecieron a más de 500 metros de profundidad, salieron prácticamente intactas, sin ninguna señal de deterioro por acción de los moluscos de tipo Xilófago.
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