En el año 1991, durante la construcción de la nueva estación de ferrocarril de Córdoba, adaptada al AVE, se descubrió en los terrenos conocidos como Cercadilla uno de los yacimientos más importantes del Imperio Romano. Ocho hectáreas llenas de estructuras en gran parte inexplicadas. Para el momento en que se ordenó la detención de las obras, el 70% de la superficie había sido arrasada, parte de los restos extraídos y conservados en bloques sueltos, y una fracción importante de los muros reducida a cimientos. Hoy no queda casi nada
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