Los bebés desprenden un olor agradable, los adolescentes apestan, los adultos depende, y los ancianos desprenden una esencia agria y penetrante. En todas estas etapas se convive en sociedad y quien dice que no lo hace sólo quiere remarcar su inexistente singularidad. Hasta el ser más huraño depende de otros para subsistir: del quesero, de los responsables del suministro eléctrico, y de su coche y todas las personas asociadas a él.
Comentarios
hay gente de mierda,eso si
Los adultos todos olemos como el culo
Pobre quesero con lo que apesta y más si es de cabra