Ahora existe la burbuja del emprendedor. La burbuja de la palabra emprendedor, de la fe en el emprendedor, de la bondad del emprendedor, de la mitificación del emprendedor. Emprender y emprendedor no se nos caen de la boca. Un poquito de tranquilidad. Parece que si uno es emprendedor se merece el cielo almidonado y que quien no emprende se merece la crisis, el escarnio público y la falta de empleo.
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