Desde la portada, posiblemente de las peores que se recuerdan en el mainstream en castellano, el título ‘Un pokito de rocanrol’ (una blasfemia usar la palabra rocanrol en balde), y el contenido, el disco es un desafío puro y duro. Un reto a la paciencia del oyente e incluso para ella misma. Porque la coherencia brilla por su ausencia, algunas letras parecen escritas mal a propósito.