Está por ver si la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, es o no aficionada al boxeo, pero ayer lanzó un directo a la mandíbula de Francisco Álvarez-Cascos. La regidora ha ofrecido la gestión de todos los equipamientos culturales dependientes del Ayuntamiento de Madrid a Natalio Grueso, ex director del centro internacional Niemeyer, de Avilés, y, sin duda, uno de los grandes damnificados del casquismo.
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