¿Alguien dijo que redondear es cosa de niños? Eso nos puede parecer a los que nos limitamos a redondear, por ejemplo, una media de precios de artículos al céntimo más cercano, utilizando la archiconocida regla del cinco (si es mayor o igual a cinco se le suma uno, y si no se deja como está); que no se llama regla del cinco, vaya, pero podría. Qué fácil parece todo para nuestras mentes decimalmente cuadriculadas, ¿verdad? Sin embargo, los ordenadores saben que el arte del redondeo es una ciencia mucho más compleja de lo que nos podemos imaginar.
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