El director mexicano, que este año preside el jurado del Festival de Cannes, reflexiona sobre el estado actual de la industria cinematográfica y la enorme influencia de Netflix en la producción de nuevos proyectos y la experiencia fílmica de las audiencias.
Callese hombre, que prefiero mil veces ver cine en mi casa, con familia/amigos, y puteando/llorando/alabando una escena, que hacerlo con un monton de desconocidos, trolls que filman reacciones, niños rata, en una sala oscura.
Este hombre me parece que pasa por alto lo de la generalización de la tecnología. Hace unos siglos la música estaba reservada sólo para unos privilegiados que podían permitirse ir a verla en directo a un teatro donde no entraba cualquiera. El vulgo no tenía esa oportunidad. Con el cine pasó casi lo mismo, no cualquiera podía ir a ver proyectar un filme en una sala. En la actualidad, con los avances y el ritmo de vida rápido ya la gente puede escuchar música mientras va al trabajo o trota por el parque y también ver una película desde la comodidad de su sofá o acostado en su cama.
El asunto aquí es que los medios se tienen que adecuar a los tiempos y la demanda de los consumidores. Netflix ha sabido llenar ese hueco y somos muchos los que agradecemos la posibilidad de ver una película o serie en el momento que queramos y sin tener que desplazarnos.
Quizás lo que haya que replantearse es si las películas están innovando o plasmando lo que debería, porque si lo que los estudios quieren hacer es llenarse los bolsillos y no dar valor al público, entonces éste está en todo su derecho a buscar en otro sitio.
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Callese hombre, que prefiero mil veces ver cine en mi casa, con familia/amigos, y puteando/llorando/alabando una escena, que hacerlo con un monton de desconocidos, trolls que filman reacciones, niños rata, en una sala oscura.
Este hombre me parece que pasa por alto lo de la generalización de la tecnología. Hace unos siglos la música estaba reservada sólo para unos privilegiados que podían permitirse ir a verla en directo a un teatro donde no entraba cualquiera. El vulgo no tenía esa oportunidad. Con el cine pasó casi lo mismo, no cualquiera podía ir a ver proyectar un filme en una sala. En la actualidad, con los avances y el ritmo de vida rápido ya la gente puede escuchar música mientras va al trabajo o trota por el parque y también ver una película desde la comodidad de su sofá o acostado en su cama.
El asunto aquí es que los medios se tienen que adecuar a los tiempos y la demanda de los consumidores. Netflix ha sabido llenar ese hueco y somos muchos los que agradecemos la posibilidad de ver una película o serie en el momento que queramos y sin tener que desplazarnos.
Quizás lo que haya que replantearse es si las películas están innovando o plasmando lo que debería, porque si lo que los estudios quieren hacer es llenarse los bolsillos y no dar valor al público, entonces éste está en todo su derecho a buscar en otro sitio.