El error es a la vez grave e infantil, pues se trata de la falta de encriptación en la información. El agujero es evidente cuando se utilizan redes WiFi públicas (como en un aeropuerto, por ejemplo). Al parecer, aunque en el sitio web se jactan de emplear HTTPS, en la realidad los datos se encuentran desprotegidos de cualquier protocolo de seguridad. El problema es que, aunque la información sale por el puerto 443 —designado para tráfico encriptado— los servidores de WhatsApp lo reciben como texto simple.
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