Gary Weddle, de 50 años, profesor de un instituto en el estado de Washington, prometió pocos días después del 11-S no afeitarse hasta que capturaran o mataran a Bin Laden. Ahora, diez años después, y con el cádaver del terrorista más buscado de los últimos tiempos supuestamente en el mar, Weddle ha tenido que quitarse la barba de 38 centímetros que tanto ha dado que hablar entre sus conocidos.
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