Cuando se inscriben en la poesía, en la prosa, de modo natural, sin acudir al llamado de una costumbre, [los adjetivos] regresan a su universal depósito sin haber dejado mayores huellas. Pero cuando se les hace volver a menudo, cuando se les confiere una importancia particular, cuando se les otorga dignidades y categorías, se hacen arrugas, arrugas que se ahondan cada vez más hasta hacerse surcos anunciadores de decrepitud. Porque las ideas nunca envejecen, cuando son ideas verdaderas.
Comentarios
Recomiendo especialmente "Los pasos perdidos", de Carpentier. De esas novelas que una vez empiezas ya no puedes soltar
#1 http://www.dbr-radio.com/crbst_4.html