Publicado hace 5 años por --561010-- a tv.libertaddigital.com

Nuria Richart entrevista al director del programa Sin Complejos, Luis del Pino, que desgrana cómo fue la campaña de intoxicación y de noticias falsas que configuraron en la opinión pública la idea de que la autoría de la masacre correspondía a un grupo terrorista islámico. Según del Pino, este minucioso trabajo de filtración sólo puede ser obra de los servicios secretos y las cloacas del Estado.

Comentarios

S

no te cansas de defender la mierda?

D

Una campaña que fracasó, que no engaño a la opinión pública y tuvimos 4 años del toxico cuento de la pena: "¡¡SEÑORITA!! ¡¡ETA ME HA ROBADO LAS ELECCIONES!!".

Hasta que ZP ganó las elecciones casi por mayoría absoluta, no dejaron de escupir su cuento de la pena.

Hoy nos enteramos que Marruecos y Francia jugaron un papel, y el juicio no era el lugar para ajustar cuentas "diplomáticas".

D

Gabilondo dijo que había suicidas en los trenes.

JohnBoy

#1 En un lado de la balanza tenemos a Gabilondo, en las primeras horas del atentado, diciendo que había informaciones, que había que tomar conmucha precaución, que apuntaban que podía haber habido suicidas en los trenes.

En el otro lado de la balanza tenemos a ministros diciendo que el que insinuase que no había sido ETA era un miserable, campaña llamando a los directores de los periódicos y medios extranjeros para que dijesen que era ETA, la entrevista en jornada electoral al candidato del gobierno diciendo que tenía la convicción moral de que habíoa sido ETA. Amen de una teoría conspiranoica machaconamente repetida (y desmentida en todos sus argumentos) por personajes como el entrevistado en este meneo, además de García Abadillo, Pedro Jota o Girauta, entre otros muchos, con el sólo afán de deslegitimar a Zapatero y salvar la cara de Acebes.

Y sí, efectivamente el que manipula es Gabilondo.

Tócate los huevos, mariloles.

panchobes

#1 Tú y los tuyos os seguís agarrando a lo de Gabilondo para seguir engañandoos que el gobierno de aquel entonces fue capaz de mentir a sabiendas para no perder unas elecciones. Lo cual demuestra que les importaban más sus sillones que los muertos.