Nació en Londres en 1882 y fue una de las más grandes escritoras de su época de habla inglesa, además de ser un referente para el feminismo de ayer y de hoy.
Nacida como Adeline Virgini Stephen, vivió junto a su familia numerosa fruto de los matrimonios anteriores de sus padres con los que tuvieron varios hermanos que generaron en Virginia calamidades y amistad a partes iguales.
El hogar familiar del 22 de Hyde Park Gate de Kensington era el punto de reunión habitual de lo más granada de la intelectualidad literaria de su época.
Gracias a esas reuniones, a las clases particulares que un profesor le ofrecía en su casa y a su propio padre, Virginia cultivo su mente hasta niveles insospechados y es que ella no curso estudios en ningún centro de estudios, sino que todo lo que aprendió en aquellos años, lo aprendió en su casa y gracias a los mejores maestros de su época.
Todo comenzó a torcerse tras la muerte de su madre. Hecho que generó en ella una gran depresión que fue agudizada tras el abandono del domicilio familiar de su hermana Stella (con la que guardaba una gran amistad) tras contraer matrimonio.
La muerte de su padre de Cáncer en 1905 y el abuso que sufrieron tanto Virginia como Vanessa por parte de dos de sus hermanos (lo comenta e sus ensayos autobiográficos de A Skectch of the past y 22 Hyde Park Gate) degeneró en un trastorno bipolar que la acompañaría el resto de su vida.
Al poco tiempo se estableció con su hermana Vanessa (pintora) y el marido de esta (Clive Bell, Crítico de Arte) y dos de sus hermanos.
De esa forma Virginia volvió a recuperar el hogar intelectual que tanto ansiaba tras la muerte de sus padres, y es que el hogar de Vanessa y Bell se convertiría nuevamente en un centro intelectual literario y social de primer orden gracias a los amigos de uno de los hermanos de Bell.
Aquellos personajes tan ilustres y los habitantes de la casa llegaron a formar el llamado Círculo Bloomsbury que sería conocidos por numerosas publicaciones, su rechazo a la burguesía y una ética fuera de lo normal.
De entre todas las aportaciones que el círculo a la sociedad destacó el llamado Engaño del Dreadnought en el que varios miembros del círculo (entre los que estaba Virginia) se hicieron pasar por miembros de la realiza de Abisinia para ser recibidos en el HMS Dreadnought con honores de estado, hecho que generó numerosas noticias en los medios de comunicación de la época y el bochorno para la Royal Navy.
A parte de troleos, Virginia continuó con sus estudios intelectuales en el King College de Cambridge y el King College de Londres, contrayendo matrimonio en 1912 con Leonard Woolf, del que adquiere el apellido por el que es conocida actualmente.
Pero… aunque tenía un amante esposo que besaba el suelo por el que pisaba, Virginia amo con locura a Vita SackVille-West, un amor que duró durante una década y del que nunca se separó manteniendo una gran amistad el resto de su vida.
Pero llegó el momento fatídico…
… Virginia había soportado infinidad de recaídas en su ánimo y varios intentos de suicidio a la largo de su vida. En 1941, concretamente el 28 de Marzo, Virginia lograría su objetivo.
Ese día se había encerrado en la caseta de madera del jardín para poder escribir y concentrarse.
Su marido preocupado fue a verla, observando con alivio que se encontraba inmersa en la escritura febril.
Aunque Leonard tenía miedo por el posible desenlace futuro, no quería agobiar a su esposa y la dejaba cierto espacio para que ella pudiera encontrarse a gusto.
Después de la escritura, se puso su abrigo, cogió uno de los bastones y fue a dar un paseo por las orillas del Río Ouse.
Fuera de las miradas indiscretas, y habiendo meditado notablemente su desenlace, además de haberse despedido con innumerables notas escritas en aquella caseta de madera y repartidas por toda la casa, llenó los bolsillos de su abrigo con piedras y se lanzó al Río.
Su cadáver no fue encontrado hasta el 18 de Abril.
La Carta de despedida que Virginia escribió para su esposo dice así:
Querido: Estoy segura de que me vuelvo loca de nuevo. Creo que no puedo pasar por otra de esas espantosas temporadas. Esta vez no voy a recuperarme. Empiezo a oír voces y no puedo concentrarme. Así que estoy haciendo lo que me parece mejor. Me has dado la mayor felicidad posible. Has sido en todos los aspectos todo lo que se puede ser. No creo que dos personas puedan haber sido más felices hasta que esta terrible enfermedad apareció. No puedo luchar más. Sé que estoy destrozando tu vida, que sin mí podrías trabajar. Y sé que lo harás. Verás que ni siquiera puedo escribir esto adecuadamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que te debo toda la felicidad de mi vida. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno. Quiero decirte que… Todo el mundo lo sabe. Si alguien pudiera haberme salvado, habrías sido tú. No me queda nada excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir destrozando tu vida por más tiempo. No creo que dos personas pudieran haber sido más felices de lo que lo hemos sido nosotros.