Se acercan las Navidades y con ellas las compras de regalos y los gastos extra. Ante la falta de liquidez, muchos optan por comprar a crédito. Una opción por la que se inclinan muchas personas son las tarjetas tipo revolving, que parece ayudar a comprar a crédito y aplazar el pago abonando cuotas mensuales.
Las tarjetas revolving son un tipo de tarjetas de crédito que aplazan los pagos que se realizan. Únicamente permiten comprar a crédito y pagar a plazos.
Estas tarjeta tienen unos intereses asociados muy altos y ahí es donde está el problema en gran parte de las ocasiones.
Las tarjetas revolving no tienen que ser irremediablemente mala, si sabemos el uso que vamos a darles, controlamos bien el gasto que hacemos con ellas y entendemos cómo funcionan los pagos y los intereses que se aplican.
El peligro está en el sistema de pago aplazado que permite abonar cuotas fijas cada mes de manera aparentemente cómodo, como si fuera una línea de crédito con altos intereses, que están entre el 20% y el 25% TAE. Y ahí es cuando la deuda del consumidor puede hacerse infinita.
En este artículo se explica cómo es es posible caer en una deuda que se hace infinita. En resumen, el asunto es que pagas una cuota fija mes a mes con la que resulta imposible devolver la deuda, porque los intereses del crédito superan la cuota fijada.
Parece ser que el Tribunal Supremo ha declarado la nulidad de este tipo de tarjetas de crédito en algunas de sus sentencias, obligando a la devolución de los intereses abusivos que el consumidor ha pagado.