Hace 6 años | Por --150853--
Publicado hace 6 años por --150853--

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PasaPollo

Soy una persona con circunstancias particulares. Por mi propia idiosincrasia paso las semanas en reuniones de altos vuelos y los findes de semana me meto literalmente en la mierda, en una granja de cien cabezas de ganado propiedad de mi familia. Así que, como pocas personas, puedo comparar ambos mundos: reuniones de trajes del salario de un año de un trabajador estándar con trabajo entre el estiércol e incomunicado por teléfono.

Tal vez tengas buen recuerdo porque eras un niño. Cuando yo era niño la aldea era la hostia: paseos, quedar con la chavalada, buscar animales en el monte, jugar al fútbol en prados... Pero te vas haciendo primero un hombrecito y luego un hombre, y la cosa cambia.

Si trabajas en lo rural, olvídate de anuncios como Casa Tarradellas. Levantarse a las cinco de la mañana y desayunar rápido un café con algo contundente (chorizo con pan) porque hasta las doce del mediodía no volverás a casa. Lo harás para descansar media hora porque luego hay que volver de nuevo al ruedo. Comerás y tal vez hagas media hora de sobremesa hasta volver al trabajo. A las once de la noche vuelves a casa, y ni te apetece cocinar nada: un "gholpe de leite" o un poco del tocino del caldo del almuerzo y a sobar unas pocas horas. Eso, claro, las veces que no se pone de parto una vaca (suelen parir de noche) y hay que hacerle guardia para tirar del becerro o vigilar que no salga de culo. Y es trabajo duro, que jode espaldas, despelleja manos, que da frío en invierno y sofocos en verano. Inclemente, sin vacaciones, ni horas libres.

Cuando murió mi abuela, estaba ordeñando las vacas con mi tío. Nos llegó la noticia por teléfono y no dijimos ni mu: seguimos trabajando cuatro horas cayéndonos lagrimones y una vez dejamos todo hecho sí, al hospital. Lo mismo al cabo de pocas horas, y lo mismo justo después del funeral. No hay bajas. Perdí casi un año de carrera porque mi tío fue aplastado por una vaca y rozó la muerte. Mis padres trabajaban, mi tío soltero y su empleada sola no podía, así que te jodes y aparcas tu vida y con diecisiete años quedas al cargo de todo.

Puede parecer odioso. A veces me lo resulta, aunque me siento agradecido por dejar el traje y enfundarme el mono. Y el trabajo que haces con tus manos te da un orgullo especial. Y la madurez, el respeto, los conocimientos y lo que endurece es algo que me ha ayudado en todos los aspectos de mi vida. Pero no nos engañemos: me siento enormemente afortunado de poder vivir de mi cabeza y no de mis brazos y acabar jodido de la espalda con sesenta años. Una cosa es ir dos días cada cinco, o incuso tirarme un mes al año ahí. Otra es pasar décadas sabiendo que el día siguiente será igual, que aunque se acabe el mundo tú tendrás que volver a plantar, cultivar, cosechar, alimentar, limpiar, estrar y ordeñar.

Dicha esta parrafada: Si es vivir en un pueblo pero con un trabajo menos esclavo que el ganadero, tiene sus cosas buenas. Este fin de semana fui a la aldea de mi novia, donde no tienen animales ni tierras que cuidar, y para mí fue extraño y bonito estar por ahí sin hacer nada. Raro como ir a tu despacho a jugar al ordenador. Y en ese caso sí, es bonito... pero olvídate de que te apetezca algo y bajes al súper, o que quieras comida a domicilio, o quedar con alguien, o la cantidad de cosas que te ofrece la ciudad.

Por eso, yo me encuentro muy a gusto en Galicia, en una ciudad de 200.000 habitantes que tiene (casi) todo sin ser gran ciudad (las detesto) y en donde a media hora en coche te metes de lleno en el rural semiprofundo. Lo que quiero decir, después de este novelón, es que no idealices demasiado el campo, porque el campo no te idealiza a ti.

Artok

Yo curro online y vivido en varios, suelo alternar ciudad y pueblo, cosas de la vida, cuando vives en pueblecito echas menos la ciudad y a la inversa. Ahora igual pero lejos, escribo desde un pueblecito de los andes, a dos horas de bogotá. Lo bueno es la calma, la paz, no hay sobresaltos, o estrés. Es barato y te permite ahorrar (no hay en qué gastar). Para mi a veces es algo aburrido, aunque cuando me estreso en la ciudad echo de menos este aburrimiento. Ahora el día 1 ya me vuelvo a una ciudad, porque aquí no hay los talleres que me gusta hacer, museos de arte contemporáneo o gente interesante con la que tomarte unas birras.

No sé, cada sitio tiene lo suyo, en la ciudad el intercambio cultural es mucho más interesante, aunque tanta gente agote, y en unpueblito lo contrario, calma y mismas caras, pero a veces puede ser aburrido. Esto es mi caso claro, ni idea de cómo es lo que #2 explica pero desde luego suena super interesante, me encantaría vivir una experiencia de esas aunque solo fuera un mes

PD.: En la ciudad hay tias, muchas tias! y hay tinder

GatoMaula

Acaso creéis que la gente abandona esos pueblos tan rebonicos sólo porque el suelo esté tan abajo??? En el mío llevan más de quince días con todo bloqueado por metro y medio de nieve y con mínimas de hasta -9º.

b

Con la economía de mercado no queremos renunciar a nada, y eso hace que cosas básicas para el mantenimiento de la población como es el acceso a pediatras, especialistas, colegios, institutos, bibliotecas, conservatorio, academias no estén accesibles.
Afortunadamente, el comercio online ha supuesto un aire fresco.
De momento esto pasa por la la emigración a ciudades medias de 15000 a 30000 habitantes. Sería deseaba evitar las megaurbes donde los núcleos de marginalidad tienen difícil solución.