#105 Lo siento, pero el neoliberalismo no es una mezcla de racismo, sexismo y totalitarismo y tiene más bien que ver con el papel del estado respecto a la economía.
La izquierda liberal se está quedando sola porque cada vez queda más patente su incapacidad para resolver los problemas reales de la gente. Sin embargo llegan otros y ofrecen cambios que quizá suenan bien a según qué personas. Prefieren a un idiota que les trate bien que a un dios caminando sobre dos patas que les recuerde lo fascistas que son. Ante tal hecho para la izquierda liberal caben dos estrategias: El cambio de rumbo o el culpar a los electores de no votar correctamente.
Yo creo en el cambio de rumbo. La izquierda ha de dejar de llamar fascistas a su electorado y preocuparse, de una vez por todas, de los problemas de la clase obrera. Y no a modo de "estado asistencial", sino interviniendo decididamente en lo que afecta a todos, que es la realidad material.
Escogiendo el otro rumbo, lo que ocurre es que cada vez queda menos gente en ese castillo que se está defendiendo. Los que quedan allí tienen sensación de asedio. Están rodeados de enemigos y morirán con las botas puestas. Y esa estrategia sólo conduce a echarse al monte, coger una escopeta y repeler la invasión zombie. La ecuación no se resuelve de otra forma.
Sólo haciendo autocrítica de la buena, de la dolorosa, puede la izquierda, ahora liberal, darse cuenta de que toda esa gente distan mucho de ser sus enemigos. Su electorado está ahí. Nunca les ha abandonado. Y algún día los pocos que queden se darán cuenta. Lo malo es que mientras tanto lo que resta es la travesía por el desierto. Vamos a sufrir muchísimo y espero equivocarme.
#119 El "totalitarismo" realmente es un invento liberal. Si el gobierno representa al pueblo en vez de oprimirlo, no hay motivo para no intervenir en un sector hasta donde sea útil.
El problema, claro está, es conseguir ese gobierno y que no se convierta en unos tipos que te meten en la cárcel por decir "no me gusta el presidente". Pero desde luego el problema nunca fue que los plutócratas no pudieran comprarse un medio de comunicación