Creo que Pradera se equivoca en este artículo. Y creo que si el criterio que se aplica es el del concejal de turno según sus gustos y no el del público para el que contratas esa actuación, mal vamos. Y eso pasa para uno y otro lado.
Quizás no sea censura como tal, técnicamente hablando. Aunque no veo mucha diferencia entre esto, impedir actuar a un artista y alguno de los ejemplos del artículo como que intentaron echarles.
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Esto lo digo ya con el palillo en la boca, pero...
Lo que pasa es que en España tenemos el rollo terrateniente grabado a fuego.
Ser propietario y no dar un palo al agua es la expectativa de todos los herederos, y tantas veces cumplida durante generaciones.
Para estos partidos hay una homologación entre ser español y tener propiedades en España y les parece natural querer maximizar los beneficios de la mera propiedad inmueble.
Lo de la innovación, producción o cualquier cosa más compleja que un chiringuito es para otros más capaces, y por ello peligrosos.